Se Aferró a la Vida

   Maximiliano Cáceres hace dos años, le detectaron un nódulo en los testículos y luego de un año volvió a ponerse los guantes.

    

Foto: Mundo D.

  El juvenil arquero de 24 años le ganó la batalla a la enfermedad que nadie quiere hablar,  cáncer y a fines de Julio el ex arquero de Argentino Peñarol, Racing y Unión Florida, volvió a atajar.

  Tuvo un tratamiento prolongado, para recuperarse de su operación, 40 secciones de quimioterapia y dos trasplante de médula, estuvo internado 24 y 18 días respectivamente.

  Siempre se aferró a su familia y al fútbol, su pasión y estaba convencido que un día iba a volver a atajar.

  El 10 de Agosto luego de visitar a los médicos, le detectaron lo que tenía, lo operaron, todo salió bien, pero tenía a partir de ese momento mucha rehabilitación, dejó un tiempo de ir al médico, el dolor le volvió. fue nuevamente a ver a los facultativos y le detectaron que la enfermedad había vuelto. Tuvo que hacer quimio un año después de la primera operación.

   Maxi nunca bajó los brazos, porque su ilusión de volver a colocarse el buzo y los guantes de arquero era su principal sueño y desafío.

   Sus padres y sus dos hermanas fueron el sostén para el flaco, pasó 12 meses muy difíciles, pero ahora la vida le sonríe y mira la vida con otra expectativa.

  El fútbol lo sacó adelante y la Escuela de Arqueros (EEAF) creada por Andrés Coronado fue su refugio. Cada vez que iba a entrenar volvía a su casa con más pilas.

   Luego de estar en la Boutique con el plantel de Talleres, su médico de cabecera, el doctor Martín Alonso le dio un permiso, para poder hacer actividad física. No dudó y se sumó a la escuela de arqueros.

  Maximiliano Cáceres, le ganó la batalla al cáncer y ahora sólo piensa en poder atajar en algún club de la Liga Cordobesa.

  Un joven con sus ganas de vivir, su equipo de la vida, ganó por goleada a la enfermedad y ahora sueña en grande.

  Suerte Maxi, seguramente algún club te va a tener en cuenta y pronto te veremos en algún campo de fútbol, evitando que a tu equipo, el de la vida no le conviertan goles.