Hasta siempre, Martín

(Foto: Agencia DyN).

Por: Guillermo Feigelmüller

  Sin dudas el momento menos esperado para un jugador de fútbol. Pero ese momento algún día llega. Esta vez le tocó a Martín Palermo decirle adiós a las canchas. El máximo goleador de la historia de Boca y uno de los más anotadores en el profesionalismo se despidió de la Bombonera ante un marco imponente de público que no quería perderse el tan emotivo final de la trayectoria del ídolo, de uno de los futbolistas más emblemáticos y que tantas alegrías le brindó a la gente boquense.  Este último partido del “Loco” con la camiseta auriazul (aunque no se descarta que dispute unos minutos contra Gimnasia en La Plata), terminó con un empate 1 a 1 ante Banfield, por la penúltima fecha del Torneo Clausura, pero el Titán no convirtió. Colazo puso el único gol del conjunto local.

  Palermo arrancó su carrera en 1992, en Estudiantes de La Plata, con el que ascendió a Primera División en 1995. En el “Pincha” marcó 36 goles, y jugó 99 encuentros, entre campeonatos locales y Supercopa Sudamericana. En 1997 pasa a Boca Juniors, club con el que logró todos sus éxitos. Se coronó campeón del torneo local en seis oportunidades, y consiguió dos copas Libertadores, una Intercontinental (anotó los dos goles contra Real Madrid en la final), dos Copas Sudamericanas, y tres Recopas. Estos títulos los obtuvo en contando sus dos períodos en el club de La Ribera, desde 1997 a 2000 y de 2004 hasta la jornada de ayer. En la institución hizo 236 goles, entre torneos domésticos y del ámbito internacional, siendo el máximo artillero y participó en  403 cotejos.  Además jugó en el fútbol español, en donde vistió los colores del Villarreal (81 partidos jugados, 21 goles), Real Betis (11 encuentros, un gol) y Deportivo Alavés (14 juegos disputados, tres conquistas), antes de su retorno a Boca. Con la selección Argentina presenció la Copa América en 1999, en cuatro cotejos, con tres tantos; las eliminatorias mundialistas de cara a Sudáfrica 2010, en las que jugó dos partidos y anotó un solo gol; y la Copa del Mundo en la que entró en el duelo ante Grecia, y se dio el gusto de marcar.

  Se destaca dentro de la vida futbolística de Palermo el gol a River en cuartos de final de la Copa Libertadores en el año 2000, luego de una lesión que lo tuvo a maltraer durante un largo tiempo, el  tanto de la mitad de la cancha a Independiente, la conquista de cabeza a Vélez también desde el medio campo, los dos goles al Real Madrid en la final de la Copa Intercontinental, la conquista ante Perú por eliminatorias, entre otros logros inolvidables que alimentaron la vasta trayectoria de uno de los más grandes deportistas argentinos de la historia. Hasta siempre, Martín.